miércoles, 3 de mayo de 2017

Rayos y Relámpagos

Los rayos como los relámpagos, no significan lo mismo, son fenómenos meteorológicos consistentes en descargas eléctricas engendradas en el interior de un condensador natural que se propagan a través del aire.
Según el origen y destino de estas descargas en la atmósfera terrestre, se pueden clasificar en cuatro grupos:

1. Descargas entre nube y tierra.
2. Descargas dentro de una misma nube.
3. Descargas entre una nube y otra nube.
4. Descargas entre una nube y la ionosfera.

Las primeras son las que suelen causar un daño o pérdida más frecuente por lo que suponen una situación de riesgo. Los tres tipos restantes circunscriben su peligrosidad a los aviones. De todos estos cuatro casos, el primero es el único en el que podemos hablar propiamente de rayo, ya que los restantes tres casos son los que se conocen y denominan como relámpagos.

Por tanto, se define como rayo exclusivamente la descarga eléctrica que se produce entre una nube y la superficie de la tierra. Los relámpagos por su parte no conllevan ningún otro tipo de peligrosidad asociada para el hombre, a excepción del caso mencionado de aviones en vuelo.
Pero no todos los rayos nacen necesariamente de una tormenta. Las erupciones volcánicas, por ejemplo, provocan una importante fuente de calor atípica que al elevarse en el aire se expone a una rápida condensación, iniciando con ello el proceso generador del rayo.

Diferencias de potencial eléctrico entre la nube y la tierra
Para evitar ser alcanzado por un rayo se deben adoptar las medidas, pero principalmente, debemos guarecernos en el interior de una construcción edificada con elementos sólidos, cerrada y lo suficientemente grande, como una casa, un pabellón, un hangar, etc. Si nos sorprende al aire libre y no disponemos de esta posibilidad debemos evitar a toda costa el amparo de los árboles, los bordes montañosos y las estructuras metálicas (cercados, cableados, subestaciones eléctricas, antenas, etc.).
También son un lugar seguro los automóviles, trenes, autobuses y barcos, aunque nos parezca increíble. Antes se pensaba que eran los neumáticos de los automóviles los que actuaban como elementos aislantes, pero esto no es así.
En realidad, lo que evita que seamos alcanzados por un rayo es el hecho de que este tipo de transportes de estructura exterior metálica actúen como una “jaula de Faraday”, impidiendo el paso de la corriente eléctrica hacia el interior, siempre que las puertas permanezcan cerradas. Un experimento ilustrativo de esta teoría es tomar una radio, ponerla en funcionamiento y envolverla en papel de periódico; las ondas penetrarán sin dificultad a través del papel, y la radio se seguirá escuchando; pero si la envolvemos en papel de aluminio, la radio dejará de oírse, al no poder atravesar las ondas esa “jaula”. Por tanto, un automóvil es una buena opción que habitualmente tenemos muy cerca.

Otro mito extendido es el que las personas impactadas retienen la electricidad en su cuerpo durante algún tiempo. Por el contrario, se les puede prestar asistencia inmediata y se les puede manipular sin ningún problema, incluyendo maniobras manuales de reanimación cardiopulmonar (RCP).
Recomendaciones en especial para las personas que realizan actividades al aire libre como excursionistas, scouts, etc.

Busque refugio en el interior de edificios y de automóviles, autobuses, camiones, trenes o barcos, sólo si están cerrados.
Si se resguarda en el interior de un vehículo, hay que desconectar los sistemas de ventilación y calefacción interior.
Evite las corrientes de aire y por el mismo motivo no corra durante la tormenta.
Apártese de las estructuras y entramados metálicos tales como vallas, alambradas, tendidos eléctricos, vías del ferrocarril, mástiles, antenas, etc.
Desconecte de la red todos los aparatos eléctricos salvo los estrictamente necesarios (a riesgo de que sufran daños).
No utilice motos, bicicletas u otros vehículos abiertos bajo la tormenta.
Aléjese de los lugares elevados y de los espacios abiertos, sobre todo del entorno natural.
Procure no buscar el amparo de los árboles y mucho menos de los altos y aislados; si no tiene otro remedio es preferible refugiarse en un bosque denso.
Si busca refugio en una cueva, permanezca en el interior y no en la entrada.
Si forma parte de un grupo de personas, sepárense unos de otros.
Apártese de los ríos, lagunas, embalses u otras masas de agua.
Si no le queda otra alternativa adopte la postura de seguridad: pies juntos con los talones levantados todo lo posible, en cuclillas, la cabeza entre las piernas y tapándose los oídos.
Nunca se acueste sobre el suelo.


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