lunes, 24 de abril de 2017

Temperatura en la Montaña

En la montaña, el calor puede convertirse más allá de la molestia que supone, en un problema de consecuencias graves para la salud que puede afectarnos de 2 maneras: provocando el llamado golpe de calor o una insolación. En el primero de los casos el esfuerzo físico intenso y continuado en condiciones de temperatura elevada, produce un aumento descontrolado de la temperatura corporal.
Este hecho se ve favorecido si se dificulta la correcta evaporación del sudor con ropas poco transpirables. Los vasos sanguíneos de la piel se dilatan tanto que el volumen de sangre que va al cerebro y a otros órganos vitales disminuye hasta alcanzar niveles inadecuados. La consecuencia más evidente de este descenso es una sensación de desfallecimiento, acompañada de malestar, dolor de cabeza, sed intensa, piel enrojecida y pulso acelerado. Para evitar el golpe de calor se debe favorecer la transpiración y evitar siempre el sobreesfuerzo.
Si ya estamos afectados debemos refrescarnos mojándonos la cabeza con agua fría y ventilar el cuerpo. Si es posible, beberemos agua a la que previamente habremos añadido una cucharadita rasa de sal - por litro - o un compuesto salino de los que se venden en tiendas de deportes.

La insolación
Es otra de las consecuencias del calor. Se produce cuando exponemos la cabeza a los rayos solares de forma directa y prolongada. Cuando esto sucede, el organismo realiza recurriendo al sistema circulatorio un gran esfuerzo de refrigeración con la finalidad de proteger al cerebro del aumento de temperatura. La insolación debe ser siempre considerada como grave y requiere de una actuación inmediata. El enfermo debe reposar a la sombra con las ropas aflojadas, ser refrescado con paños húmedos y beber agua con un poco de sal.
Los síntomas son claros: cara congestionada, temperatura corporal alta, sudoración elevada, debilidad y malestar generalizado. Para evitarla nada mejor que protegernos del sol, especialmente la cabeza.
Hemos visto que el calor es un factor que hay que tener en cuenta a la hora de hacer una marcha. Lo mejor es evitar - lógicamente en verano - las horas centrales del día y llevar puesta una gorra. El sol puede además producir quemaduras, no solo en la piel sino también en los ojos. La solución, es utilizar una crema de protección solar y unas gafas de sol de calidad.

Quemadura del sol La piel expuesta puede quemarse por el sol incluso cuando la temperatura ambiental está debajo del punto de congelamiento. Los rayos del sol reflejan en todos los ángulos en absoluto sobre la nieve, hielo, y agua, golpea áreas sensibles de la piel, los labios, orificios nasales, y párpados. La exposición al sol produce quemaduras más rápidamente en las altitudes altas que en las altitudes bajas. Aplique crema en la quemadura o ungüento de labio a su cara cuando este al sol.

Ceguera en la Nieve
La reflexión de los rayos ultravioletas del sol en un área cubierta de nieve causa esta condición. Los síntomas de ceguera por nieve son una sensación de arenisca en los ojos, dolor que aumenta con el movimiento del globo del ojo, ojos lagrimosos y rojos, y un dolor de cabeza que se intensifica con la exposición continuada de luz. La exposición prolongada a estos rayos puede producir daño permanente del ojo. Para tratar la ceguera en la nieve, vende sus ojos hasta que los síntomas desaparezcan.
Usted puede prevenir la ceguera de la nieve llevando lentes para el sol. Si usted no tiene estos lentes, improvise. Corte dos aberturas en un pedazo de cartón, madera delgada, corteza de árbol, u otro material disponible. Ponga hollín bajo sus ojos para ayudar a reducir el brillo y la luz intensa.

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