lunes, 24 de abril de 2017

Ténica: Escalada

Como escapar de la reunión para auto rescate

Imaginemos que, escalando una vía larga, nuestro compañero cae escalando de primero y queda inconsciente. Ahora lo que nosotros deberíamos hacer, como buenos alpinistas con recursos que somos, sería conseguir fijar la cuerda con la que le aseguramos, escapar de la reunión y acudir en su ayuda. ¿Cómo hacemos esto sin que nadie más resulte herido?
Lo primero, es bloquear la cuerda principal, con un nudo de fuga en la placa, nudo dinámico, o cualquier sistema que estemos utilizando para asegurar (fig.a). Una vez hecho esto, fijaremos a la misma cuerda un nudo bloqueante, un prusik por ejemplo (fig.b)
Con el prusik fijado, empezaremos a buscar un par de buenos emplazamientos para colocar seguros multidireccionales, (esto es, que aguanten independientemente de donde venga el tirón) que serán los que van a soportar toda la carga, por lo que hay que elegirlos concienzudamente. A veces servirán los que teníamos para la reunión, pero otras veces habrá que reforzarlos. Es recomendable colocar un seguro potente con el tiro hacia arriba. Cuando tengamos éstos anclajes listos, transferiremos el peso del compañero gracias al nudo autoblocante colocado anteriormente y un nudo dinámico fugado (fig.c)
Cuando la carga tire de los anclajes colocados en la pared, y no de nuestro cuerpo, soltamos la placa de seguro, y fijamos el cabo suelto al conjunto de anclajes fiables que hemos colocado. De ésta forma, ya estamos libres para empezar las maniobras de rescate mientras que nuestro compañero sigue asegurado.
Aún así, conviene recordar que estas maniobras han de ser aprendidas de profesionales y practicadas con cierta frecuencia, si no queremos llevarnos sustos en la montaña; una simple imagen o dibujo nunca es sustituto del correcto asesoramiento de un experto.


Técnica cuando el viento sopla fuerte



La técnica de rapel, es generalmente una de las asignaturas pendientes de los escaladores, a pesar de ser una de las más peligrosas y causante de muchos accidentes.
En el siguiente artículo se analiza cómo rapelear en condiciones climatológicas adversas.
Situación típica: tras haber completado la ascensión, nos disponemos a rapelear la vía. Si hay mucho viento, el simple hecho de lanzar las cuerdas hacia abajo sin que se enreden, atasquen, o acaben encajadas es toda una odisea. Lanzarlas correctamente suele ser imposible, perdemos mucho tiempo y además existe el riesgo de que se atasquen y no podamos recuperarlas. Si esto ocurre, perdidos en la pared, en medio de una tormenta, y sin posibilidad de recuperar las cuerdas, la situación puede ser realmente angustiosa.
Podemos evitar todo esto con un par de trucos que todo alpinista debería conocer.
Lo primero será fijar el extremo de una de las cuerdas a la instalación de rapel. Si queremos podemos tener las dos cuerdas ya unidas, para ahorrar tiempo, pero una de las dos la fijaremos de forma independiente.

Rapelearemos de ésta cuerda de forma normal, con la salvedad de que en vez de soltarla pared abajo, la llevaremos recogida en la mochila (figura.1) o en su defecto recogida en aros y atada al arnés (figura.2) o incluso en bucles sobre los hombros.
Es importante no olvidar hacer el nudo de retención al final de la cuerda de rapel. Iremos soltando la cuerda justa según la vayamos necesitando.
Nos encordaremos al extremo libre de la otra cuerda, y a medida que bajemos, irá bajando con nosotros, evitando también tener que tirarla de golpe. Nuestro compañero aprovechará para asegurarnos por la segunda cuerda, no olvidemos que estamos rapeleando por una sola, con el claro peligro que esto entraña. (figura.1)
Conseguimos así un doble propósito; que la segunda cuerda baje sin enredos y estar asegurados en todo momento.
Cuando el primero haya llegado a la reunión, teniendo cuidado de no soltar las cuerdas para que no se vayan volando, el segundo puede bajar de forma convencional, poniendo mucha atención a donde queda colocado el nudo, intentando salvar posibles grietas o estrechamientos de la roca donde pudieran quedarse las cuerdas atascadas al tirar de ellas para recuperarlas.
El primero vigilará las cuerdas y, de paso asegura el rapel del compañero. A la hora de tirar de las cuerdas para recuperarlas, sólo queda esperar haber hecho todo bien y tener suerte en que no se atasquen.








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